viernes, 2 de noviembre de 2012

El duelo en los adolescentes


Vivía en Bagdad un comerciante llamado Zaguir.

Hombre culto y juicioso, tenía un joven sirviente, Ahmed, a

quien apreciaba mucho.

Un día, mientras Ahmed paseaba por el mercado de

tenderete en tenderete, se encontró con la Muerte que le

miraba con una mueca extraña. Asustado, echó a correr y no

se detuvo hasta llegar a casa. Una vez allí le contó a su señor

lo ocurrido y le pidió un caballo diciendo que se iría a

Samarra, donde tenia unos parientes, para de ese modo

escapar de la Muerte.

Zaguir no tuvo inconveniente en prestarle el caballo

más veloz de su cuadra y se despidió diciéndole que si

forzaba un poco la montura podría llegar a Samarra esa

misma noche.

Cuando Ahmed se hubo marchado, Zaguir se dirigió al

mercado y al poco rato encontró a la muerte paseando por

los bazares.

"¿Por qué has asustado a mi sirviente? -preguntó a la

Muerte-. Tarde o temprano te lo vas a llevar, déjalo tranquilo

mientras tanto". "No era mi intención asustarlo -se excusó ella-,

pero no pude ocultar la sorpresa que me causó verlo aquí,

pues esta noche tengo una cita con él en Samarra".

“ La única forma de vencer a la muerte, se da a través del duelo y es

ese penoso proceso de preocupación por la persona que ha fallecido,

ese duro trabajo de aflicción, esa tarea de recordar y mantener la

imagen del que se ha ido, de rever su propia vida y la propia relación

con él, para poder superar la existencia de su pérdida.”

Cadden, 1964

 
Animarle a expresar lo que siente
 
Aunque no siempre las expresen, los niños viven emociones intensas tras

la pérdida de una persona amada. Si perciben que estos sentimientos

(rabia, miedo, tristeza…) son aceptados por su familia, los expresarán

más fácilmente, y esto les ayudará a vivir de manera más adecuada la

separación. Frases como: "no llores", "no estés triste", "tienes que ser

valiente", "no está bien enfadarse así", "tienes que ser razonable y

portarte como un grande", pueden cortar la libre expresión de

emociones e impiden que el niño se desahogue.

Tener en cuenta que su manera de expresar el sufrimiento por la

pérdida, no suele ser un estado de tristeza y abatimiento como el de los

adultos. Es más frecuente apreciar cambios en el carácter, cambios

frecuentes de humor, disminución del rendimiento escolar, alteraciones

en la alimentación y el sueño… .

1 comentario:

  1. Nuestros alumnos están expuestos a muchos peligros que ellos mismos no se dan cuenta...

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